El fenómeno artístico

ENTRENAMIENTO

A grandes rasgos, el trabajo consta de dos clases de ejercicios: aquellos dirigidos a despertar el mundo interno, descubriendo experiencias acumuladas, ideologías, maneras de entender la vida (el mundo de la impresión) y los que operan más directamente en cómo darle espacio afuera a todo eso (el mundo de la expresión). Todo se apoya en la experiencia sensorial y apunta a familiarizarse y desarrollar ese juego de impresión-expresión simultáneamente.

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El trabajo se enfoca en tres puntos clave:

Habitar el cuerpo. Volver al cuerpo una y otra vez, tomarlo como un ancla a fin de estar presente, lúcido y relajado, y que el trabajo suceda desde esa liviandad.

El otro/otra. En paralelo con el entrenamiento en presencia y con el fin de despertar una escena verosímil y orgánica, es fundamental comprender experiencialmente qué es percibir al otro. Si no estoy presente con el otro estoy actuando solo y eso produce quiebres y fisuras en el fluir de la situación. Mis maestros dicen: “mi texto nace en el otro”, de eso se ocupa parte del entrenamiento.

El texto. Hay dos aspectos importantes a tener en cuenta a la hora de decir un texto: la comprensión intelectual, qué quiere decir ese texto, cuál es el sub-texto y la música de ese decir. Y por otro lado (y al mismo tiempo) qué quiere decir para mí: dónde se encuentran esa escena y ese texto con mi experiencia personal. Es entonces cuando el texto cobra vida y el espectador se unifica con la escena que está presenciando. La manifestación de la propia experiencia del intérprete conecta al que observa con su propia experiencia de vida. El fenómeno artístico se completa.


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